Las colisiones con cetáceos han aumentado considerablemente en las dos últimas décadas en las Islas Canarias.

El mar no es una autopista por la que transitar a máxima velocidad. No tiene asfalto, no tiene alquitrán y tampoco tiene ese color negruzco por el que asusta derrapar. El mar es paz, en ocasiones, paz embravecida.
Nuestros océanos son un remanso en el que miles de especies encuentran su hogar. El mar es hogar también para los cetáceos. Para que ellos campen a sus anchas como si fuera un prado, pero de color azul. El mar no es para que buques o barcos de alta velocidad cometan atropellos a nuestra biodiversidad, ni para que cercenen uno de nuestros mayores valores medioambientales.
Este tipo de choques son cada vez más frecuentes en nuestros mares. Fundación Canarina lamenta profundamente este tipo de hechos que, desgraciadamente, ocupan las páginas de los diarios y los minutos de radios y televisiones.
Por ello, queremos aportar varios datos que ayuden a entender cuál es la importancia de estas especies en nuestro mar.
Canarias es uno de los mejores puntos del planeta para observar los cetáceos. La tasa de probabilidad para verlos en algunos puntos de nuestro Archipiélago es del 99 % y, además, podemos ver casi el 30% de las especies existentes en el mundo. Por ello, las Islas Canarias están consideradas como un punto caliente de biodiversidad de cetáceos a nivel mundial.
Todas estas luces se oscurecen cuando las colisiones con buques y embarcaciones de alta velocidad ocurren en nuestros mares. En muchas de las ocasiones, y días después, sin que nadie se percate de que ha sucedido ese atropello, varan las víctimas en nuestras costas. A esto se le suma la contaminación acústica, un elemento al que este tipo de especies son especialmente sensibles. El ruido puede suponer un trastorno muy importante para los cetáceos ya que se comunican a través de las ondas sonoras en el mar.
Colisiones con cetáceos
Las colisiones afectan en mayor medida a los cachalotes, el mayor de los cetáceos con dientes u odontocetos. Los machos pueden llegar a alcanzar 18 m de longitud. En casi dos décadas, más de 80 cetáceos han colisionado en Canarias, por lo que mueren más cachalotes de los que nacen. Una auténtica amenaza para la existencia de esta especie en Canarias.
Fundación Canarina aporta estos datos basados en estudios científicos. De hecho, existe un estudio del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico que asegura que el riesgo de colisiones con cetáceos se multiplica por la coincidencia entre las zonas de mayor concentración de especies y la densidad de tráfico marítimo de alta velocidad. Paradójicamente, lejos de reducirse el flujo de tráfico que conecta nuestras islas, se ha ido aumentado sin ningún tipo de análisis previo.
Desde nuestro punto de vista, las soluciones están en la implicación de instituciones y navieras. ¿Cómo? Reduciendo el número de trayectos, basándose en un estudio de necesidades reales, disminuyendo la velocidad de los buques, al menos en las zonas de mayor riesgo de colisión, y dotando a las embarcaciones de tecnologías que detecten de manera efectiva la presencia de cetáceos.
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