La sostenibilidad está por todos lados. Nos atreveríamos a decir que está prostituida, usada en cualquier ámbito y circunstancia. Desde Fundación Canarina queremos hablar sobre la acepción real de esta palabra tan recurrente.

Lo que hay que tener claro en primer lugar es que, según todos los datos científicos, la sostenibilidad no es una opción, sino un imperativo de supervivencia. A pesar de ser una palabra muy popular, sigue siendo una idea confusa y queremos aclararla.
La idea de sostenibilidad pretende mantener la presencia de la especie humana en el planeta el mayor tiempo posible. Por este motivo, se establece un compromiso con las generaciones futuras haciendo un pacto a largo plazo para no hipotecar su supervivencia.
¿Pero qué debemos hacer para conseguir el deseado equilibrio?
La sostenibilidad también es social y económica. No existe la sostenibilidad sin justicia social y sin una economía que nos permita seguir viviendo. La problemática actual está en que una de las tres dimensiones está por encima del resto: la parcela económica domina sobre los aspectos sociales y medioambientales. De esta manera, la balanza no está equilibrada provocando situaciones indeseadas.
Nuestro punto de partida es fácil: la humanidad es ecodependiente. Por lo tanto, no deberíamos deteriorar las condiciones ambientales que nos permiten seguir sobreviviendo. Sencillo, ¿verdad? Pero hay que ir un paso más allá: la sostenibilidad no es solo ecológica.
Estas situaciones son el deterioro del entorno, la degradación sociocultural y la desigualdad en el reparto económico.
Lo realmente preocupante para nosotros es ver cómo las palabras ‘sostenible’ o ‘eco’ se usan como estrategia de marketing para definir cualquier proyecto y manipular a la opinión pública. Una práctica que ha sido bautizada como ‘greenwashing’ (lavado de cara verde, traducido literalmente al castellano).
Además, Canarias se ha convertido en un territorio idóneo para este tipo de proyectos: iniciativas empresariales de ámbito privado y también público que supuestamente son ‘sostenibles’. Sin embargo, su único objetivo es aumentar el turismo (con la mirada puesta en la economía), sin tener en cuenta los costes sociales y medioambientales que conllevan.
En definitiva, las Islas Canarias ya han superado ampliamente su capacidad de carga. Es algo que estamos viviendo a diario. En este escenario, ningún hotel, resort, campo de golf, puerto, aeropuerto, plató de cine o circuito del motor podrá ser ‘sostenible’ o ‘eco’ en este archipiélago.
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